Existen tres posibles mecanismos a partir de los cuales el núcleo del disco intervertebral migra hacia afuera desarrollando un bulto y provocando las dolorosas protusiones. Este bulto presiona un nervio disparándose un proceso inflamatorio que en muchos casos llega a limitar nuestro desarrollo deportivo y nuestros movimientos y posturas cotidianas, como es el caso del famoso dolor ciático, además del mismo dolor lumbar.

Podemos diferencias tres mecanismos diferentes, cada uno de causalidad propia, que pueden desembocar en un disco protuido:

  • El primer tipo de protusión y más común es un bulto en la periferia del disco (Imagen inferior), especialmente causado por movimientos repetidos de flexión de columna bajo carga (por ejemplo agacharse a recoger del suelo un objeto pesado con la espalda baja redondeada). También es muy común encontrar este tipo en personas que pasan muchas horas sentadas en posición de flexión de columna.

  • El segundo tipo es debido a un exceso de fuerza compresiva que produce un aplastamiento del disco y una migración del núcleo pulposo del disco hacia la vértebra. Este segundo tipo es muy común en deportes o ejercicios que supongan levantar una carga frente a la gravedad, como por ejemplo un exceso de peso en un trabajo de fuerza de sentadilla con barra.
  • Por último encontramos una separación de las capas del disco produciendo fisuras y facilitando la penetración del núcleo a través de ellas. Este fenómeno ocurre ante excesivas rotaciones de columna, por ejemplo en los desgraciadamente extendidos ejercicios de “Russian Twist”, en los cuales movemos un balón medicinal de lado a lado sentados, o en el mal seleccionado ejercicio de rotación lumbar que se muestra en la imagen inferior.

McGill describió todos estos fenómenos en sus obras, desmitificando ciertas creencias como que la solución consistía en estirar los músculos lumbares o fortalecerlos, demostrando que los sujetos con mayor fuerza en la zona lumbar presentaban mayores dolores. Evan Osar sostiene que el cliente con dolor de espalda en ocasiones ha perdido la capacidad de moverse utilizando las caderas viéndose obligado a utilizar la zona lumbar, con todas las consecuencias negativas que ello conlleva y que acabamos de describir. Volvemos en este punto a un concepto tratado en una entrada anterior, el «Joint By Joint» (Articulación por Articulación) de Michael Boyle. En relación a la prevalencia de protusiones, está teoría sostiene que la musculatura de la zona lumbar tiene una función estabilizadora, de frenar movimiento ante una carga externa, y se vuelve problemática cuando se genera movimiento a través de ella, tal y como hemos descrito en los tres puntos superiores. Boyle también sostiene que ante una inversión estabilidad/movilidad en la función de la articulación, es la articulación más cercana la que adquiere esta capacidad. En este caso ante movimientos repetidos en la zona lumbar serán la artiulación de la cadera (coxofemoral) y la del hombro (glenohumeral) las que adquieren estabilidad y rigidez, algo para lo que no están diseñadas por su forma esferoide (diseñadas para generar movimiento, al contrario que la zona lumbar). Por lo tanto en un caso de dolor lumbar muy probablemente también haya presencia de una cadera y hombros rígidos, una situación opuesta a lo articularmente saludable.
Los entrenadores debemos conocer la importancia de minimizar la flexión, compresión y rotación de columna siempre procurando entrenar el core con ejercicios de estabilización y fijación . Cada persona sufrirá un proceso diferente y debe ser abordado individualmente, debemos pedir radiografías, debemos enseñar a moverse con las caderas y hombros, como ya hemos comentado en ocasiones. Con el ejercicio «Hip Mobility 90-90», realizamos una rotación interna/externa de cadera de forma alternativa, al mismo tiempo que procuramos mantener la zona lumbar lo más estable posible. Este ejercicio podría estar incluido en un programa de ejercicios diseñado en función de una valoración inicial previa, que incluya análisis de postura, amplitud de movimiento y fuerza, de esta forma sabremos qué musculatura hiperactiva debemos elongar y qué musculatura debilitada debemos fortalecer.